Es imprescindible que se den algunos pasos básicos:
El primero no tiene que ver con la tecnología, sino con tratar de unificar la visión que tenemos todos los miembros de la organización sobre los asuntos básicos que la definen y determinan cómo quiere ser.
Una vez hecho eso, hay que fijar metas de aprendizaje para la organización a corto, medio y largo plazo (como, por ejemplo, conocer mejor los PLE de sus miembros) y, sobre esa base, hay que configurar el flujo de información, el de comunicación y la forma en que nos relacionamos con los mismos. Algunas posibilidades:
Actualmente puede parecer que se hace imposible llevar a cabo estos aprendizajes y espacios comunes en los que se puede compartir y comunicar las experiencias, pero es posible si tomamos como aliada a la tecnología creando aulas o claustros virtuales... e incluso podemos hacer reuniones programadas online con personas relevantes en temas que pueden interesar a nuestra organización y que, físicamente, hubieran sido inviables hace unos meses.