2. Tecnología y educación

Hasta hace muy poco tiempo, todavía existían muchos docentes y centros educativos que prescindían o, más bien, tenían las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante, TIC) como herramientas prescindibles dentro de la práctica educativa. Ante la actual situación, y tras el ejercicio de la docencia a distancia a lo largo del confinamiento, todo esto ha sufrido un duro revés y ha hecho que aflore un interés creciente en lo concerniente al uso de la tecnología en los procesos de enseñanza y aprendizaje, a los que se han sumado los de comunicación, participación y evaluación.

Asimismo, los cambios imperantes en la nueva sociedad tras el inicio de la pandemia, han traído la necesidad de aprender sobre la tecnología y, en concreto, sobre su aplicación en el ámbito educativo. Estamos en un momento en el que los docentes saben lo que necesitan y buscan en la formación y la autoformación una respuesta a esas necesidades.

Todo ello no puede quedarse solo en el aspecto de la mejora de la calidad educativa, ya que nuestros centros forman parte de un mundo en cambio permanente y tienen la obligación, no sólo de dotar de competencias a los futuros profesionales, sino de formar auténticos ciudadanos y ciudadanas. Una ciudadanía crítica y activa en la construcción de su futuro personal y profesional como parte de una comunidad que es, a la vez, local y global, y que tiene el reto de participar en comunidades profesionales que aprenden, compartiendo las posibilidades de aprendizaje y desarrollo profesional que ofrece el mundo en el que ya nos movemos.

La Educación es un recurso clave para asegurar la igualdad social, la promoción de las personas y, más genéricamente, la mejora de las condiciones de vida de comunidades y personas. Así pues, la Estrategia Europa 2020 reconoce la necesidad de una transformación de los sistemas de educación y formación que garantice la adquisición de competencias digitales que, a su vez, permitan aprovechar las oportunidades.

Y es por lo que las organizaciones educativas tienen la necesidad de revisar sus estrategias con el objetivo de mejorar su capacidad para promocionar la innovación y sacar el máximo partido de las tecnologías de la información y comunicación y de los contenidos digitales. Sin embargo, hasta el momento no contábamos con una herramienta que nos permitiera analizar el nivel de digitalización de una organización escolar, aún menos comparar entre organizaciones o identificar buenas prácticas.