3. Procedimiento para aplicar la gamificación

En Aula Planeta (2020) definen los siguientes siete pasos para llevar a cabo la gamificación (ver figura):

cómo aplicar la gamificacion 
Figura: Cómo aplicar en el aula la gamificación.
Tomado de Aula Planeta (2020).

1. Define un objetivo de aprendizaje claro. Se trata de establecer las metas  que el alumnado debe alcanzar a través del procedimiento del juego. El juego se compone de una serie de retos o metas a través de los cuales el alumnado desarrolla habilidades y progresa en su recorrido hasta el objetivo de aprendizaje marcado.

2. Transforma el aprendizaje de capacidades y conocimientos en juego. Es necesario cambiar el proceso de aprendizaje tradicional por una propuesta que sea lúdica y más atractiva para el alumnado. Por ejemplo, se pueden sustituir los términos "tema", "unidad", "capítulo", habituales en los libros de texto por "nivel", "fase", etc.

3. Propón un reto específico. Cualquier actividad gamificada encierra un reto en sí misma, es decir, la resolución de algún problema. Los retos han de ser concretos y motivadores, explicándoselos al alumnado y teniéndolos presentes antes, durante y después del desarrollo de la actividad gamificada.

4. Establece unas normas para el juego. En cualquier actividad gamificada, es necesario que existan unas reglas para poner las condiciones a la hora de conseguir el objetivo. Las reglas proporcionan orden, delimitan comportamientos y facilitan la competición limpia. Las normas han de ser concisas y claras. El profesorado ha de velar por que todo el alumnado las cumpla.

5. Crea un sistema de recompensas. La recompensa es una de las partes centrales del juego. Sin ella no existe el refuerzo y la garantía de continuidad en la actividad. Hay sistemas de gamificación que se basan en establecer puntuaciones o premios, que sirven para valorar la adquisición de contenidos y de habilidades. Cualquier sistema de puntuación ha de ser claro y resultar accesible para los alumnos. Aplicaciones online, como OpenBadgesClassCraft, suponen una ayuda en este sentido.

6. Propón una competición motivante. Es necesario una competencia sana para el desarrollo óptimo de la actividad gamificada. Ello no significa que se vaya a fomentar la rivalidad o el enfrentamiento directo entre el alumnado. Es siempre más aconsejable optar por juegos cooperativos en los que el alumnado ha de aportar conocimientos y habilidades para alcanzar la recompensa final.

7. Establece niveles de dificultad creciente. El éxito de la actividad gamificada se basa en mantener el equilibrio entre la dificultad del reto y la satisfacción de poder superar los distintos niveles que se plantean. De esta manera, en función de los avances que vaya consiguiendo el alumnado, el profesorado ha de ir ajustando el nivel de dificultad. Ello es necesario para poder mantener la motivación.