5. ¿Cómo gestionar la incertidumbre?

La dicha humana reside en dos cosas: estar libre de enfermedades del cuerpo y libre de preocupaciones del espíritu.

Lin Yutang (1943) -  La importancia de vivir , Editorial Edhasa , 1987

La gestión de la incertidumbre ocupa y preocupa. Photo by niklas_hamann on Unsplash

¿Qué es la incertidumbre?

Se denomina incertidumbre a la falta de seguridad, confianza o certeza sobre lo que sucederá en el futuro. La incertidumbre es algo que siempre va a estar presente en la vida de las personas y produce una sensación, más o menos importante de inseguridad, de temor, de titubeo que hace que a veces el individuo se paralice momentáneamente hasta que la situación es más clara y confiable.

Algunas miradas

Para Roberto Muelas (2019), psicólogo, la incertidumbre genera motivación. Lo argumenta diciendo que para algunas personas es un escenario insoportable, lo que las motiva a actuar para intentar reducirla o eliminarla. Una de las formas para conseguirlo es disponer de información veraz que genere conocimiento sobre cómo actuar y en consecuencia genere tranquilidad. Otro facilitador son las creencias y normas sociales compartidas que desencadenan sobre cómo es el mundo y qué se debe hacer en diferentes situaciones. Para él, una cuestión importante es concienciarse de que la realidad puede ser diversa, múltiple, y no necesariamente la que esperamos. Y continua, aferrarse a una expectativa concreta aumenta la incertidumbre y, de esta forma, el sufrimiento. Por tanto, si al enfrentarnos a una situación incierta abrimos el abanico de posibilidades esta será más llevadera.

Nassim Nicholas Taleb, es un estudioso de la incertidumbre, en su libro "El cisne negro" lo define como un suceso que se caracteriza por su rareza, un impacto muy importante y que lo seres humanos buscamos explicaciones a posteriori y erróneamente pensamos que lo hacen explicable y predecible. El COVID-19 sería un cisne negro. Una de sus recomendaciones cuando no podemos predecir algo es: No busquemos lo preciso ni lo local. El gran descubridor que fue Pasteur, quién dio con la idea de que la suerte favorece a los preparados, comprendió que uno no busca algo concreto cada mañana, sino que trabaja con ahínco para permitir que la contingencia entre en la vida profesional. Asimismo, no debemos intentar predecir Cisnes Negros precisos; eso suele hacernos más vulnerables a lo que no hemos previsto; más vale invertir en estar preparados... Todas estas recomendaciones tienen un punto en común: la asimetría. Pensemos en las situaciones donde las consecuencias favorables sean mucho mayores que las desfavorables. Nunca llegaremos a conocer lo desconocido ya que, por definición, es desconocido. Sin embargo, siempre podemos imaginar cómo podría afectarme, y sobre este hecho debería basar mis decisiones. Desconozco las probabilidades de que se produzca un terremoto, pero puedo imaginar cómo afectaría a San Francisco si se produjera.  Esta idea según la cual para tomar una decisión tenemos que centrarnos en las consecuencias (que podemos conocer) más que en la probabilidad (que no podemos conocer) es la idea fundamental para la gestión de la incertidumbre. Sobre esta idea se puede construir toda una teoría general de la toma de decisiones. Todo lo que hay que hacer es mitigar las consecuencias." 

Hemos de estar preparados para las consecuencias de cualquiera de los escenarios posibles, incluido el peor.

Cómo gestionar la incertidumbre de una pandemia en educación

El contexto

Desde marzo de 2020 estamos viviendo un escenario socio sanitario solo imaginable en las novelas de ciencia ficción o de terror. Lo impensable se ha hecho realidad, corre un virus peligroso, desconocido y sin vacuna hasta hace poco. Durante el curso 2019/20, todos hemos tenido que improvisar para hacerle frente a todos los niveles y en todo el mundo, desde los responsables políticos hasta el profesorado y el alumnado y sus familias. El resultado ha sido diverso y todos hemos aprendido algo. Hay alumnado y profesorado que se han sentido cómodos con la educación on line, hay quién lo ha gestionado más o menos bien, y hay quién se ha sentido superado por las circunstancias, pero todos han hecho un gran esfuerzo y trabajo a partir de su realidad. La cuestión es si seremos profesionales capaces de aplicar lo aprendido en los cursos venideros, y si sabremos gestionar la pandemia ahora que ya es público que la vacuna que nos devolverá a la zona de confort no es inmediata. Pero la vida continua, y desde los centros educativos hemos de atender y acompañar al alumnado, y conseguir que los procesos de enseñanza aprendizaje funcionen bien, aunque también se ha de tener en cuenta otros factores, como que una parte relevante del alumnado no dispone de unas condiciones de educabilidad mínimas, sin olvidar la importancia de las emociones, especialmente centrales en un contexto de incertidumbre de salud. Si el alumnado no dispone de unas mínimas condiciones de educabilidad, y/o el profesorado está angustiado por lo que pueda pasar sanitariamente todo el proceso de aprendizaje estará contaminado y no conseguiremos los objetivos educativos, sino que se generará estrés y malestar. Por lo tanto, hemos de trabajar profesionalmente y reflexionar sobre la gestión de la incertidumbre para que eso no pase o sea marginal, para que todo salga bien.

Una posibilidad / reflexión para la gestión:

Los centros de educación se enfrentan básicamente a dos grandes retos:

  1. La gestión de la pandemia

Cómo gestionar la salud en el centro. Está es una cuestión en la que el centro no decide qué hacer, dado que corresponde a las autoridades sanitarias, sino cómo hacerlo, que básicamente consiste en gestionar las recomendaciones como haría una madre o padre responsable, en síntesis, como lo hemos hecho en casa, como se haría con los hijos. No se puede pedir más.

El cómo hacerlo está condicionado por diversas variables:

  • La información disponible. El primer condicionante es la mayor o menor precisión y claridad de las orientaciones / instrucciones sanitarias y de la administración educativa que las complementan y contextualizan. Las administraciones educativas además, probablemente, establecerán canales de información, pero en cualquier caso también se dispone del acompañamiento y asesoramiento de la inspección de educación, los equipos psicopedagógicos y los referentes sanitarios de la zona, y la posibilidad de compartir los problemas y soluciones con los directores del entorno de una forma más o menos organizada, y de plantear consultas a las organizaciones de directores. No se está solo y compartir ayuda.

  • El posicionamiento y liderazgo de la dirección y el equipo docentey la capacidad para establecer unos acuerdos de funcionamiento con la participación de las familias, el alumnado y la administración local son clave. La actitud de la dirección influirá en los profesionales que trabajan en la escuela, y la mayor o menor serenidad que transmitan aportará más o menos normalidad al alumnado y sus familias. La elaboración de una respuesta consensuada y compartir el seguimiento de su aplicación de una forma tranquila y comedida facilitará su uso y generará bienestar.

  • Las características del centro y su alumnado, las enseñanzas que imparte y la dotación de profesionales son aspectos relevantes. Son importantes los espacios disponibles y el nivel de densidad de alumnado, la posibilidad de utilizar espacios cercanos; si el centro es de infantil y primaria, secundaria, integrado, de educación especial, de adultos…; el personal disponible y su flexibilidad o capacidad de adaptación a nuevas necesidades …

La multitud de casuísticas posibles muestra que cada centro de educación es singular y ha de encontrar su propio "cómo hacerlo" y no hay una solución universal. Es muy importante valorar y contextualizar la situación en cada momento de una forma profesional, ponderada y serena, dado que la evolución es dinámica.

      2. La gestión de los procesos de enseñanza aprendizaje y el acompañamiento

La finalidad de la educación, acongiéndonos a la propuesta de Marc Prensky, es conseguir que todo el alumnado sean: personas buenas, competentes y flexibles, capaces de mejorar el mundo en que vivimos.

El proceso de aprendizaje es la actividad más importante y poderosa para incidir en los aprendizajes y el éxito educativo de todo el alumnado porque incide directamente en ellos, pero es imprescindible que se realice con una percepción emocional positiva. Con frecuencia focalizamos los esfuerzos en los aprendizajes y olvidamos la actitud del querer saber, de disfrutar aprendiendo, de las emociones. ¿Pero es posible un aprendizaje duradero y continuo sin estas?

PEC, PC y PA
Tres niveles de concreción del proceso de enseñanza aprendizaje en la escuela. Fuente: Elaboración propia

Algunas cuestiones importantes que afectan al proceso de aprendizaje y que el confinamiento ha puesto especialmente de relieve, entre otras, son:
  • La necesidad de garantizar unas mínimas condiciones de educabilidad a todo el alumnado en términos de alimentación, acompañamiento emocional y educativo…

  • Las oportunidades de la TIC y la existencia de una importante brecha digital, en términos de recursos y conocimiento tanto de alumnado – familia como del profesorado.

  • La relevancia de la escuela y el impacto positivo del trabajo realizado previamente con el alumnado, las familias y el entorno.

  • La importancia de las competencias socioemocionales para la vida y la educación.

  • El peso del liderazgo compartido, la cooperación, el trabajo en equipo y la generosidad entre los docentes de la escuela y con los de otras escuelas del entorno o de otros territorios a nivel estatal o internacional.

  • La transcendencia del apoyo a los centros y la capacidad de reacción de las administraciones educativas

  • El valor que aporta y puede aportar la administración local y el entorno en los procesos de aprendizaje

  • La oportunidad de diseñar procesos de aprendizaje más eficaces y satisfactorios para el alumnado y el profesorado. La escuela puede y ha de mejorar, y ahora tiene una buena oportunidad para hacerlo.

La información disponible para el diseño y la toma de decisiones es diversa y dinámica. Podemos saber con precisión el nombre de alumnos iniciales por niveles, la dotación de docentes o una aproximación…, pero tenemos una gran incerteza sobre cuáles serán las condiciones de salud en futuros cursos, y este dato es valioso para programar y organizar los procesos de enseñanza aprendizaje. De hecho, con cierta frecuencia, programamos el curso sin disponer de toda la información necesaria, es decir, con algún nivel de incertidumbre, tres ejemplos: no sabemos el número de alumnos que tendremos durante el curso dado que puede variar como consecuencia de los movimientos migratorios y, en algunos casos, puede tener un impacto relevante en el proceso de aprendizaje, o desconocer qué profesor/a ocupará un plaza vacante y cuándo llegará, o la indefinición que acostumbra a acompañar a los centros de nueva creación. Pero el escenario de pandemia se caracteriza, comparativamente, por ser una incertidumbre de mayor calado porque puede incidir en la salud de las personas y en los procesos de aprendizaje, pero también es evidente que profesionalmente podemos colaborar en su control y ofrecer “normalidad” de acuerdo con las instrucciones sanitarias y nuestro saber hacer, y amortiguar sus efectos en la educación si nos organizamos.

La disponibilidad de información se puede situar, básicamente, en tres escenarios teóricos, que aplicaremos a la variable estado de salud del alumnado y profesorado dada su incidencia en el diseño y organización de los procesos de aprendizaje:

  • Información perfecta, certeza, disponemos de toda la información que precisamos para tomar decisiones. Sería el caso irreal de conocer cuando se producirá un contagio y a quién afectará durante el curso.

  • Información de probabilidades, de riesgo, conocemos que puede pasar y su probabilidad. Esta circunstancia, también es irreal dado el conocimiento actual de la medicina. Consiste en que en función del entorno del centro, el perfil del alumnado, de su familia y el profesorado se dispone de los porcentajes de probabilidad de cuando se producirá un contagio y el riesgo para cada persona según su perfil …, y con estos datos se pueden establecer las probabilidades de contagio en el tiempo y su posible impacto en los diferentes grupos de alumnado y tipología de profesorado. Esta información permite prever la probabilidad de cada situación en el tiempo y preparar la estructura organizativa apropiada para darle respuesta, sabiendo que siempre hay la posibilidad de que los escenarios con mayor probabilidad no se cumplan. En este contexto y en función de las probabilidades y la mayor o menor aversión al riesgo se pueden tomar decisiones. En caso de indecisión, de no verlo claro, la situación seria equivalente a un escenario de incerteza.

  • Información de incerteza, sabemos que puede pasar pero nada más. En este caso se pueden diferenciar tres posicionamientos:

    • Optimista, todo irá bien y el virus no condicionará o condicionará poco los procesos de aprendizaje presenciales que hayamos diseñado.
    • Pesimista, todo irá mal y, por lo tanto, hemos de pensar que todos los procesos de aprendizaje se desarrollarán en un escenario de confinamiento.
    • Ponderado, ante la ignorancia de lo que puede pasar, se cree que pasará un poco de todo. Durante algún tiempo el proceso de aprendizaje será presencial, en algún otro mixto o híbrido y, en otro, de confinamiento, pero no podemos establecer en qué grado sucederá cada uno de ellos ni en qué momento.

Ante este panorama, parece bastante sensato optar por una visión de optimismo / pesimismo moderado, es decir, ponderada. Teniendo en cuenta el número de centros de educación y las personas implicadas en todo el Estado, no es descabellado pensar que se darán particularmente todos los escenarios posibles durante algún tiempo y en algún grado: todo el centro, un grupo de alumnos, algún alumno. En algunos centros no habrá ninguna incidencia, en otros algunas parciales y más o menos puntuales, y otros se tendrán que cerrar durante un periodo corto de tiempo, o no tanto. Hay múltiples posibilidades que con la información de cada centro se pueden acotar, se pueden reducir razonablemente.

Pero ¿Cómo podemos determinar nuestro caso particular? Por ejemplo el curso 2020/21. En parte depende del entorno y las características de la zona, y en parte de cómo nos organizamos y aplicamos las orientaciones sanitarias, pero no hay una certeza total. Nosotros podemos aportar nuestro buen hacer profesional que es nuestra obligación y que nos agradecerán tanto el alumnado como sus familias, y como mínimo tendremos la conciencia tranquila. Como hay variables externas que no controlamos, lo más sensato y razonable es que desde el punto de vista educativo nos planteemos /preparemos, inicialmente para el primer trimestre, una programación y organización de los procesos de aprendizaje todo terreno, para ir construyendo durante el curso la respuesta para los trimestres siguientes a partir de la experiencia acumulada, la evolución de la pandemia y el conocimiento sanitario. Interesa que el diseño de los procesos se realice de forma colaborativa dentro del centro, pero también con otros centros y con el entorno porque se gana en capacidad de producción y riqueza. Imaginaos la potencia de una cooperación para repartir el trabajo y compartir los resultados entre los centros de la zona o de un territorio más amplio. En este escenario, tal vez la inspección y los centros de formación del profesorado pueden ejercer el rol de facilitadores.

El liderazgo y la iniciativa han de ser en positivo y proactivas en cada centro, equipo docente y profesor/a.

Es una oportunidad para aligerar la mochila sobre el cómo hemos enseñado hasta ahora para dejar espacio a nuevos planteamientos y metodologías aplicables a los procesos de enseñanza aprendizaje, también para acompañar al alumnado, las familias y el entorno y conseguir sinergias. Es una gran oportunidad para que nadie se quede atrás, para que el alumnado y el profesorado colaboren y disfruten aprendiendo, y los segundos enseñando y acompañando. Os invitamos a hacerlo de forma cooperativa, transparente, generosa y valiente para que no nos ahoguemos en el intento ni tengamos la sensación de fracaso cuando el resultado no sea el esperado, porque como ya se sabe o se puede intuir, se ha puesto en marcha un movimiento colectivo internacional de transformación de la educación que tiene similitudes con la investigación educativa aplicada y compartida, y con los procesos desarrollados en sanidad para gestionar la pandemia y descubrir una vacuna. No tengáis miedo al fracaso, es conocimiento útil para saber qué no hacer y forma parte del conocimiento acumulado. ¡Ánimo!! Es un reto genial y todos los docentes del mundo están trabajando para conseguir dar una buena respuesta al reto que nos enfrentamos.

La situación actual es mejorable

Este verano de 2020 los medios de comunicación publican artículos sobre el inicio del curso 2020/21 que son preocupantes desde la perspectiva de la gestión de la incertidumbre. Un ejemplo: El artículo de Daniel Sánchez (El Diario.es, 28/07/2020) "El profesorado se rebela contra la falta de seguridad en los planes de vuelta al colegio en septiembre".

El miedo, la incomprensión y los reproches se dan en todos los niveles y están generando preocupación y estrés que se han de reducir y controlar. Probablemente es el resultado de la inexperiencia de gestionar escenarios de pandemia. Es el momento del liderazgo y la gestión de altura, de la serenidad, la ponderación y la cooperación interna y externa en la toma de decisiones. Ya sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo, pero no os podemos substituir, es vuestra oportunidad. Adelante!!  

Que los vientos de pasión y valentia que empujan a este velero de esperanza e ilusión nos aseguren buena travesía en este océano de incertidumbres entre archipiélagos de certezas.

Edgar Morin (2006)

El Consejo escolar del Estado ha presentado recientemente (15/01/2021) un  Avance de la situación de la educación en España a consecuencia de la pandemia, el informe definitivo se espera para final de curso con reflexiones y propuestas. El documento recoge información sobre la situación sanitaria, medidas y condicionamientos para la educación, los recursos extraordinarios abocados, las políticas adoptadas, la incidencia en el profesorado y en el proceso de enseñanza aprendizaje, y en los anexos se recopila la normativa desarrollada por las CCAA y el efecto en ocho paises de la Unión Europea.