4. Pedagogía: implementación en la escuela

Pensar en una organización educativa que refleje en su currículum (planeado, experimentado, oculto) el impacto que la tecnología tiene en todos los aspectos de la institución significa, al menos de manera general, pensar en un currículo más integrador.

Significa analizar cómo aquellas partes del currículum sobre las que tomamos decisiones en nuestra escuela (nuestro proyecto de centro o documento similar, según la ley que nos rija) responden a una visión transdisciplinar e interdisciplinar del currículum, donde las experiencias de aprendizaje y de evaluación estén centradas en las necesidades y posibilidades del alumnado y, además, saquen provecho de la realidad multimodal que viven sus participantes, haciendo aproximaciones diversas a los contenidos.

Entender el currículum de esta forma implica flexibilizar los parámetros básicos de la organización escolar. Entender cómo la tecnología afecta a las condiciones sistémicas de la institución (espacios, tiempos, calendarios) implicaría entender que todos los elementos del currículum se ven afectados y que en ellos debemos pensar como posibles fuentes de cambio y flexibilización de la experiencia de enseñanza y aprendizaje que tiene lugar en la escuela.

Mapa conceptual con el modelo de análisis curricular

Modelo de Análisis Curricular. Visión General. (Castañeda, 2011 pp.169)


Además, no deberíamos descartar la posibilidad de ofrecer alternativas online que permitan el acceso flexible a la enseñanza básica y obligatoria a determinados colectivos con necesidades concretas.

Pensar en un currículum recreado por la tecnología implica pensar en experiencias de enseñanza-aprendizaje que saquen provecho de una enseñanza expandida, que puede hacer las experiencias de aprendizaje mucho más auténticas. Una enseñanza en la que los contextos se amplíen y los participantes (profesorado y alumnado) se sientan más comprometidos, precisamente por la autenticidad de esas experiencias.

Cuando pensamos en el rediseño del currículum, debemos hacerlo contando con un alumnado digitalmente competente. Eso quiere decir un alumnado que sea capaz de enfrentarse al mundo de forma eficiente (teniendo en cuenta las particularidades que la tecnología impone en ese mundo) y de sacar provecho de las posibilidades de la tecnología para enriquecer su proceso de aprendizaje.