Perspectivas y procesos de evaluación

Sitio: ConectaTIC
Curso: Diseña el Plan Digital de tu centro
Libro: Perspectivas y procesos de evaluación
Imprimido por: Invitado
Día: viernes, 19 de abril de 2024, 20:18

1. Ideas Clave. Evaluación

INTEF. MOOC Plan Digital de Centro. "Evaluación - Ideas Clave" (Licencia YouTube estándar)

En lo que se refiere a cómo la tecnología afecta institucionalmente a la evaluación, tendremos que hablar de tres niveles principales:

  • La evaluación de los aprendizajes de los estudiantes.

  • La certificación de los aprendizajes de los estudiantes.

  • La evaluación de los programas y procesos de enseñanza que llevamos a cabo dentro de las instituciones a través de analíticas de aprendizaje.

2. La evaluación de aprendizajes en tiempos digitales

La tecnología afecta a las prácticas de evaluación de los aprendizajes y a la evaluación de muchas formas:

En primer lugar, afecta al qué evaluamos, pues teniendo en cuenta el tipo de tecnología a la que tiene acceso la mayoría del alumnado, es impensable seguir planteando determinadas preguntas de evaluación en las que sería difícil discernir si estamos evaluando a la tecnología de búsqueda o a los conocimientos de nuestros estudiantes (enlace en inglés).

El examen de conocimiento declarado deja de ser el paradigma evaluativo. Los procesos de evaluación tendrán que centrarse en competencias y, por lo tanto, los procesos de evaluación formativa, es decir, esos que dan información al estudiante de cómo va su proceso de aprendizaje, se expanden, se hacen más variados. Además, será importante recoger muchas más evidencias.

Eso no quiere decir que los procesos de evaluación sumativa desaparezcan, pero sí que deben cambiar en tanto que deberían incluir la realización de productos finales multimodales en los que se exhiba conocimiento no estrictamente declarativo, sino la capacidad de resolución de problemas, integrando conocimientos de forma interdisciplinar y transdisciplinar.

Además, en la evaluación pueden empezar a intervenir de forma sencilla otros agentes evaluadores diferentes del profesor, como experto. Se puede promover la evaluación entre pares y la evaluación por parte de agentes externos que no son ni el profesorado ni el alumnado.

Y a todos esos cambios la institución no solo tiene que darles su apoyo, sino que además debe promoverlos, entendiendo que los mismos requieren cambios organizativos y de mentalidad de la propia institución, que van mucho más allá de la propuesta de nuevos tipos de evaluación.

3. La certificación de aprendizajes en el mundo digital

La evaluación puede tener un papel certificador, para el que las tecnologías han tenido también una gran influencia: permiten a las personas realizar de forma sistemática procesos de aprendizaje y participar de procesos de enseñanza fuera de los límites de la institución formal en la que nos enmarcamos.

Desde esa perspectiva, se deberían prever mecanismos para reconocer esos aprendizajes que tienen lugar fuera de la propia institución, pero que enriquecen de forma explícita los procesos de enseñanza y aprendizaje que tiene lugar en la escuela y que se materializan, por ejemplo, en insignias digitales conseguidas, como las incluidas en Insignias INTEF.

Ahora bien, es imprescindible que esas insignias digitales no deterioren la visión holística de las competencias que pretenden evaluarse y se conviertan otra vez en pruebas simples de conocimientos declarados o habilidades discretas que nada tienen que ver con la evaluación de competencias.

Check list de valoración

4. Las analíticas de aprendizaje

Las analíticas de aprendizaje (en inglés Learning Analytics), son construcciones de significado hechas sobre datos de desempeño que se han extraído de herramientas concretas y que incluyen informaciones sobre estudiantes, cursos o plataformas que, en teoría, deberían servir para tomar decisiones informadas (en inglés) que redunden en la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Sin embargo, cuando hacemos énfasis en que son "construcciones de significado", ponemos el acento en el hecho de que no son neutrales por ser datos, sino que provienen de herramientas complejas, creadas por personas (en inglés), y que a esos datos se les ha dado tratamiento específico que nos da una información normalmente en forma de dashboard (tablero). Los datos que nos ofrecen las analíticas de aprendizaje pueden ser especialmente útiles para la evaluación de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Es decir, de los datos de los que dispongamos podremos inferir mucha información sobre qué funciona y qué no, dentro de nuestros diseños instruccionales.

De hecho, ya contamos con muchos datos acerca del funcionamiento de nuestra clase: de los materiales que usamos, de los trabajos que hace el alumnado en casa, del material que elaboramos nosotros, etc. Todos ellos deberían ser usados, no tanto para “alimentar” la evaluación del desempeño o los aprendizajes de los estudiantes, sino para la mejora de las ediciones futuras de nuestros cursos y asignaturas.

Además, esos datos podrían dar información al estudiante sobre su propio desempeño, y le podrían permitir tomar decisiones sobre su propio proceso de aprendizaje o sobre las estrategias de metacognición que pone en marcha en cada caso.

5. Implicaciones del uso de analíticas en la evaluación de procesos

El objetivo no es acumular una ingente cantidad de información y generar la sensación de que es obligatorio usarla, sino promover la cultura de un uso más provechoso de todos esos datos que tenemos a nuestra disposición. Para eso, lo primero es plantearse hasta qué punto esa información que tenemos es relevante y para qué es relevante.

En esa medida la institución debería plantearse al menos tres aspectos importantes relativos al uso de los datos en la evaluación:

  • Qué tipo de información extraen las herramientas que se están utilizando sobre los miembros de la institución y hasta qué punto es posible regular el uso de esa información dentro y fuera de la propia institución.

  • Si las herramientas que se están utilizando proporcionan un tipo de información que sea útil para la mejora de los propios procesos: deberíamos empezar a pensar críticamente en esos datos, en el tipo de analíticas que nos dan cada una de las herramientas y ser capaces de tomar institucionalmente decisiones sobre ellas (qué analíticas no queremos, qué significan cada una de esas analíticas). También puede plantearse descartar una analítica o una herramienta porque consideramos que la información que nos proporciona es poco relevante o que el tratamiento que hace de los datos no es el adecuado.

  • Debería generarse alguna regulación interna o código de buenas prácticas que promoviera un uso significativo de esos datos para la mejora de los futuros procesos enseñanza aprendizaje dentro de la organización: deberíamos utilizar los datos que tenemos para sacar conclusiones que nos permitan mejorar los procesos de enseñanza (qué funciona, qué no funciona, qué dinámicas queremos preservar y cuáles es evidente que tenemos que cambiar para mejorar la experiencia aprendizaje los estudiantes).

Sólo en la medida en que la institución y los miembros de la organización sean capaces de ver esos datos de forma crítica, podrán utilizarlos convenientemente para la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Si bien es cierto que detrás del uso de los datos de nuestros estudiantes, y las analíticas de su aprendizaje, hay gran cantidad de interrogantes aún sin responder, no es menos cierto que, de hecho, tenemos mucha información que deberíamos usar de una manera más provechosa.

Mesa de trabajo con folios, rotuladores y cuadernos.

Fotografía de Jason Coudriet en Unsplash